Colaboradores de la locura

sábado, 7 de enero de 2017

Ha llegado

Creo que ya ha llegado el momento.
¿El momento de qué? Diréis.
El momento de cerrar los ojos.
El momento de acariciar.
El momento de callar y sólo escuchar.
El momento de sentir.

¿Para qué tenemos los sentidos sino para utilizarlos todos?
No podemos conocer a alguien o a algo con sólo mirarlo.

¿Por qué no paramos ya?
¿Por qué no sabemos dejar de hacer daño?
¿A caso a nosotros no nos hacen lo mismo?
¿Es que en realidad nos gusta?

Como siempre se ha dicho: "no hagas lo que no te gustaría que te hicieran".
Si esto está en su absoluta razón, lo estamos haciendo mal, muy mal.

¿Es que te gusta ir por la calle y que te miren como si fueses lo peor que pudiera existir?
¿Es que te gusta que cuando oigan tu talento lo menosprecien como si no valiese para nada?
¿Es que cuando te tocan te gusta que te digan que no tienes esa textura que se esperaban?
¿Es que cuando te besan te gusta que te digan que no sabes a lo que pensaban?
¿Es que quieres que te digan que ese olor no es el perfecto para ti?

¿Es que no saben hacer otra cosa que pisotear?
¿No saben mirar y admirar? ¿Oír y callar? ¿Tocar y sentir? ¿Saborear y disfrutar? ¿Respirar y vivir?

Ya es la hora, la hora de empezar a querer. Empezar a respetar, empezar a disfrutar.
Uno no vive cuando no sabe hacer otra cosa que lastimar, hacer sentir a los demás inferiores para así poder sentirse superior, cuando, lo siento, pero no es así.
No puedes querer ser mejor que una persona que sabe sentir, que sabe hablar, que sabe tocar, que sabe amar.

Primeramente deberíamos aprender a querernos a nosotros mismos, pero no sólo eso, tenemos que aprender que en la vida, lo más perfecto es lo imperfecto. Nadie es totalmente simétrico, nadie es perfectamente blanco, perfectamente negro. Nadie es perfectamente nada.

Antes de levantarte de la cama, te propongo algo. ¿Qué te parece cerrar los ojos, pensar en lo que te hace más feliz e ir junto él? Ya sea una persona o una cosa. Si se trata de alguien, aseguro que esa persona ha estado en cualquier momento, alto o bajo, a tu lado. Siempre ha mostrado total interés en ti y en cómo eres, si ha tenido que pararte no te lo ha dicho de la peor manera, sino justo al contrario, no te lo ha podido decir mejor porque sino, no te hubieses dado ni cuenta.

Levántate de la cama y sonríe, comienza a hablar con personas nuevas, abre tu alma a las personas de verdad, las que saben vivir, a las que miras y sólo te dan ganas de abrazar. Esas personas que te hacen disfrutar de esto a lo que se llama vida.

Piénsalo, no cuesta nada, simplemente dejemos de juzgar, empecemos a querer lo irregular, lo imperfecto, lo raro, lo diferente.

Todos somos diferentes, y esto es lo que nos hace cada vez más grandes.